sábado, 10 de agosto de 2013

Nudos

Se ajustó la corbata.

Estaba delante del espejo pero se sentía raro. No sabía muy bien por qué. Claro que no era habitual en él llevar corbata, ni traje, ni tantas formalidades. No... Pero no era eso. Había algo más. Algo que lo hacía sentirse raro, más allá del aspecto físico.

Era un día especial. Lo llevaba esperando mucho tiempo, y por eso estaba nervioso. Tenía que ser eso. Sí, acabó por convencerse. Hablar delante de tanto público no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Pero había trabajado duro para llegar a ese día. Tanto tiempo... tantas penalidades y sacrificios, esfuerzos que nadie más conocía. Sé lo que estás pasando, le decían. Ya sé que es duro, estaba harto de oir.

 ¿Qué sabréis vosotros? No tenéis ni idea. Eso son cosas que sólo yo sé.

Después de las formalidades de rigor, ignoró al público y se dirigió a quien realmente importaba. Abrió la boca para hablar y en ese momento sintió que se deshacía el nudo que tenía en el estómago. Las palabras empezaron a fluir, y con ellas, arrastraron la angustia acumulada, nervios y los pensamientos negros, dando paso a la firmeza y seguridad que emanaba, después de todo, de forma tan natural.

 Nudos

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