sábado, 29 de octubre de 2016

Hilo conductor

Miro esta foto que hice a los mosquetones de mi disipador cuando los estrené.

Estaban nuevecitos. Hoy ya no lo están pero están igual de gastados. ¿Qué les ha pasado? Pues que han pasado por muchas cosas, juntos y separados a la vez. Juntos porque allá donde iba uno, poco después iba el otro. Y separados porque cada uno hace su trabajo haga lo que haga el otro. Y unidos, en todo caso, por un hilo conductor apropiadamente llamado cable de vida.

En la vida, a veces, encontramos personas a las que nos une otro hilo conductor. Como mis mosquetones, funcionan por separado, pero a la vez necesitan del otro. Y así, aunque sea durante un poquito, recorren un trozo de vida juntos, de forma indisoluble. Es un acuerdo a menudo tácito, en el que no hace falta hablar porque el objetivo común es vínculo suficiente.

Y al finalizar, se despedirán hasta otra ocasión. Porque mis mosquetones tienen pareja fija, pero hilos conductores hay muchos, y quien nos acompaña ahora puede no hacerlo a la siguiente ocasión. Tal vez más adelante, tal vez nunca más. Pero lo vivido en ese tramo, sea como sea, habrá dejado su huella.

Y aquel vínculo, aunque efímero, se torna también eterno.

Queda la duda de si ambos mosquetones lo han vivido (y percibido) igual. Pero, por una vez, es mejor dejar esa pregunta sin contestar.

El silencio puede ser mejor alimento (y aliento) que las palabras.


Hilo conductor

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