domingo, 19 de marzo de 2017

Vueltas

Tenía sueño.

Se había pasado la noche en vela, dándole vueltas y más vueltas. Haciendo cábalas, construyendo historias y desmontando castillos en el aire. Haciendo, en definitiva, lo que no se debía hacer.

Pero aún así, lo hizo. ¿Quién puede evitarlo?

Vueltas y más vueltas.

Daba igual tener los ojos abiertos o cerrados. Aquella idea se había abierto paso poco a poco, como un goteo incesante, y ahora se encontraba con que lo había invadido todo. Como una semilla que echa raíces, mirara donde mirara encontraba esa presencia.

Lo que había empezado como una ilusión, se estaba conviertiendo en... en... en ¿qué? No lo sabía. ¿Cómo denominar aquello? Las palabras candidatas se le amontonaban en la cabeza y tal como venían, las descartaba, una tras otra. No lograba atinar a definir, simple y llanamente, qué era aquello que le mantenía con los ojos cerrados y el alma inquieta.

Tal vez no encontraba las palabras porque no existían. Tal vez lo que le pasaba era tan espúreo, tan volátil, que aún no se había inventado un término adecuado. Eones de evolución humana, milenios de filosofía y siglos de literatura. Y aún un trabajo incompleto.

Un trabajo que, como su propia mente, no hacía más que dar vueltas y más vueltas hasta que llegó la madrugada.

Y con ella, un nuevo día, un paso más que no iba a acercar a nadie a su destino.

Tal vez por eso mismo, por el olvido que acompaña al final de la noche, el trabajo siempre quedaría incompleto.



Vueltas

No hay comentarios:

Publicar un comentario